Para el segundo mundo imaginario de nuestra nueva sección hemos elegido Troy, ¿lo conoces? Yo lo descubrí a través del mítico Discoplay, al que me introdujo mi primo José Tomás, y se trataba de una de esas típicas ofertas de “final de existencias” en la que la sinopsis que venía en el boletín logró atraerme y, como la perdida no era mucha, decidí hacer el pedido, algo de lo que todavía me enorgullezco (igual que me pasó con Record of Lodoss War) ya que he seguido comprándome los posteriores volúmenes.
Troy es un mundo salido del imaginario del escritor francés Christophe Arleston, allá por 1994, y que ha servido y sirve de escenario para infinidad de divertidas historias de corte fantástico repletas de personajes y criaturas muy originales. Los relatos de Arleston cuentan con la peculiaridad de que, en Troy, todo el mundo nace con algún tipo de poder o habilidad mágica. La gracia de esta importante premisa reside en que estos poderes pueden ser muy útiles o no. El principal referente sin ir más lejos es el protagonista, Lanfeust, un aprendiz de herrero con el poder para fundir los metales, lo cual viene de perlas para una profesión como la suya, además de para escabullirse después de acabar su faena antes de tiempo, pero también nos encontramos con personajes cuya habilidad mágica puede variar desde caminar sobre el agua a provocar diarreas, caídas de pelo o urticarias.
Esta obra se puede definir como un barroco relato de fantasía heroica con mucho humor. Troy tiene dragones, trolls, insectos gigantes, seres de una enormidad tal que se confunden con islas, variopintos dioses, y un sinfín más de criaturas. Además, tenemos guerreros y guerreras, bárbaros y bárbaras, paladines, piratas, pueblos nómadas… sin olvidarnos de que hay magia por doquier.
Todo empezó con Lanfeust de Troy, tebeo publicado en Francia y cuyo dibujo corre a cargo del gran Didier Tarquin. La obra supuso tal éxito entre los que somos lectores de comic franco-belga (ya sabeis: Tintín, Asterix, los pitufos, Spirou, Valerian, Blueberry, Lucky Luke y un larguísimo etcétera de grandes éxitos) que se convirtió en piedra de toque para el lanzamiento de precuelas, secuelas, spin-offs, y todo tipo de derivados. De este modo, Lanfeust de Troy pasaría a ser simplemente una primera fase dividida en ocho números, seguida por Lanfeust de las Estrellas, otros ocho números donde se hace hueco la ciencia ficción, y Lanfeust Odyssey, de reciente llegada a España y que tengo pendiente disfrutarla. En esta misma línea, aunque no todos del dúo Arleston-Tarquin, tendríamos otros comics inspirados en este mundo como Cixi de Troy, Trolls de Troy o Guerreras de Troy, entre otros. El viaje en el que acompañamos a Lanfeust, al comenzar el primer tebeo de la saga, trata de la búsqueda de una criatura legendaria, el Magohamoth, debido a que el aprendiz de herrero con el poder de fundir el metal con la mirada toca por casualidad la espada mágica del caballero Oro Azur, cuya empuñadura está hecha del marfil de esta criatura fantástica. Este contacto le confiere el poder absoluto, es decir, todos los poderes de manera independiente, sin necesidad de que haya relación entre ellos, lo mismo quenle ocurre al malvado de la historia, el pirata Thanos (nada que ver con el gran villano de Marvel). El sabio de su aldea, maese Nicolaso, le propone viajar hasta Eckmül, capital del conocimiento del mundo de Troy, con el fin de explicar este acontecimiento único. Para ello, además del propio Nicolaso, le acompañarán las dos hijas de este: la dulce C’ian y la impetuosa Cixi (mi personaje favorito), así como el troll Hebus tras ser domesticado con un encantamiento del sabio, un personaje que, además de aportar músculo al equipo, le resta mucho protagonismo a Lanfeust desde el primer momento en que aparece. Cabe decir que Nicolaso es especialmente importante para el grupo, ya que para que los poderes de los humanos se manifiesten en Troy, es necesario tener un sabio cerca. Tranquilos/as, ya no os destripo más la historia, por cierto, los adivinos en Troy hacen literalmente eso antes de emitir sus predicciones.
El dibujo de Tarquin, para mi gusto, es excelente; muy regular y especialmente bueno en las panorámicas de paisajes, donde introduce gran cantidad de detalles para deleite del lector. Por cierto, ya os aviso de que existe una serie de animación basada en Troy titulada Lanfeust Quest, pero os adelanto que es de corte infantil y no tiene nada que ver con el tono de los comics.
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