BESTIARIO MONDO GENÉTIKO (Parte 4)

Publicado el 26 de diciembre de 2024, 20:32

DRAKUS:

Enormes reptiles submarinos, que habitan en los remansos del río Jabbar, casi todos por su mitad sur. Tienen seis patas sobre un alargado cuerpo de entre cinco y seis metros de longitud, que termina en una cola con la que se ayudan para nadar a una velocidad inusual en animales de ese tamaño. Su boca es muy grande y con una infinidad de dientes muy afilados en su interior. Son muy resistentes al frío, tanto dentro como fuera del agua. En realidad, aunque la gran mayoría de astoonianos lo desconocen, son criados en cautividad, tanto por el ejército de Loig como de Wally Manchur; luego los sueltan por el río cuando llegan a la longitud de adultos para así luchar contra el contrabando fluvial. Poseen tres ojos rojizos, los dos de los exteriores los utilizan para ver bajo el agua, y el superior para cuando emergen. Son tan voraces como letales y su visión provoca pavor a los marineros que se los encuentran.

DIVELIAS:

Aves galliformes, de cuerpo rechoncho y poco aerodinámico, con la inteligencia justa para comer grano y poner huevos. Tienen picos y patas fuertes y suelen ser malos voladores, limitándose a despegues con planeos cortos de escasa elevación. Su carne y sus huevos son muy apreciados, por lo que se suelen criar en granjas, normalmente en Kasum y Celesta, en el resto de planetas hay muchos mataderos donde recogen la mercancía, aunque también se pueden encontrar algunas granjas con variantes autóctonas.

NATAS:

Especie de aves astoonianas que solo se encuentran en Bellea, se dice de ellas que son las más hermosas del planeta. Tienen un precioso plumaje blanco en todo su cuerpo, el cual suele rondar por los ciento veinte centímetros de longitud. Este adquiere su mayor esplendor cuando extienden las largas plumas que conforman un abanico plateado en su parte trasera que, tanto machos como hembras, abren a su antojo para dejar asombrado a cualquiera que lo esté contemplando. También sirve de sistema defensivo, ya que la luz refleja sobre sus plumaje y confunde al atacante. Aunque, en verdad, casi nadie caza natas porque, aparte de ser un patrimonio, su carne tiene un sabor horrible.

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